La judería de Toledo

22.10.2024

Fuente del texto: mundoclásico.com

Los judíos siempre se han sentido como en casa en Toledo. Vivían principalmente en la judería, pero no estaban obligados a ello; podían residir también en otros barrios de esta ciudad imperial española, que albergó y toleró más o menos pacíficamente durante centurias tres culturas diferentes: la musulmana, la cristiana y la judía.

En el siglo XII habitaban Toledo más de 12.000 judíos. Éstos fueron mediadores entre moros y cristianos, durante la dominación musulmana. Profesaron su fe y enriquecieron la vida intelectual y artística, de la que aún dan testimonio dos templos de la Edad Media conservados como museos hasta hoy: la sinagoga de Ibn Shushan y posterior iglesia de Santa María la Blanca, y la Sinagoga del Tránsito, en la que se encuentra el bello Museo Sefardí que cuenta la interesante historia de la judería española.

La Sinagoga del Tránsito no es muy grande: 23 metros de largo, por 9 de ancho y 17 de altura. Fue construida entre 1357 y 1363 bajo el patrocinio del rey Pedro I de Castilla sobre los cimientos de un hammam toledano. Pese a la prohibición de construir sinagogas por Alfonso X, Pedro I la mandó erigir en agradecimiento, apoyo y lealtad a los judíos que ayudaron a combatir a Enrique de Trastámara.

Dibujo del siglo XVIII de la Sinagoga del Tránsito. © Creative Commons / Selbymay.

Esta sinagoga refleja parte de la historia de los judíos en España. Hasta 1492 fue lugar de culto judío. Después, hasta 1964, fue propiedad de la Orden de Calatrava y utilizada como iglesia. No se hicieron muchas reformas en el edificio durante este tiempo, por lo que numerosas partes interesantes de la sinagoga permanecieron bien conservadas. Los cristianos colocaron un altar delante del santuario judío de la Torá y añadieron una puerta de acceso a la sacristía, de estilo renacentista; éstas fueron algunas de las pequeñas alteraciones introducidas.

Desde 1964 la sinagoga, es sede de la institución museística abierta a todo el público de nuestros días. Su mampostería exterior de estilo morisco es de ladrillo sencillo. Su decoración interior, como la de la sala de oración y la de la galería para las mujeres que la rodea en la parte superior, está influenciada por el estilo mudéjar, paredes enlucidas y ricamente ornamentadas con paneles de madera y techo artesonado de cedro con incrustaciones de marfil. Las sinagogas construidas en fechas posteriores son similares a la del Tránsito, ya que combinaba muchas de las diferentes culturas existentes en España en aquella época.

Convivencia

También cristianos y musulmanes vivían muy a gusto en la judería. Mas a finales del siglo XIV, los pogromos sacudieron a la comunidad. 100 años después, la pareja de reyes católicos, Isabel I de Castilla (de la dinastía Trastamara) y Fernando II de Aragón, destruyó por completo la convivencia entre las tres religiones. Persiguieron a judíos y musulmanes con gran brutalidad. Los judíos que se negaban a ser bautizados eran expulsados de España.

La cultura judía (al igual que la morisca) en España fue erradicada, las sinagogas se convirtieron en iglesias o edificios laicos, los cementerios fueron arrasados, las juderías pasaron a formar parte de los cascos antiguos medievales, incluso las recetas culinarias sefardíes fueron demonizadas, la popular berenjena fue condenada allí como obra del diablo. Mediante el matrimonio, los cambios de nombre, la falsificación de documentos y la asimilación total, probablemente miles de personas con antepasados sefardíes "sobrevivieron", incluidos, según la leyenda, algunos cardenales (al menos el primer Inquisidor de Castilla y confesor de la reina Isabel, Tomás de Torquemada)y nobles.

Desde aquel entonces no volvió a restablecerse la vida judía en Toledo, y en España hasta comienzos del siglo XIX. Sería el hoy rey emérito Juan Carlos I, quien el 31 de marzo de 1992, al conmemorarse el V Centenario de la expulsión de los judíos de España, diría que ''Sefarad no es ya una nostalgia, sino un hogar (…). Un verdadero lugar de encuentro para las generaciones venideras. ¡Shalom!''. Hasta ahí sus palabras.

Sin un museo general

Sin embargo, en España no hay hasta ahora un Museo Judío que englobe la vasta prehistoria e historia de la presencia judía en este país ni mucho menos el Holocausto perpetrado en Europa en el siglo XX. En el distrito madrileño de Chamberí existe un pequeño Museo de historia de la comunidad judía (fundada en 1917) de esta ciudad. Allí se encuentra también la sinagoga Beth Yaacov y la biblioteca Abraham S. Yahuda, que cuenta con más de 6.000 títulos en diferentes áreas de los estudios sobre el judaísmo, una exposición permanente (fotos, elementos gráfico y objetos rituales), así como un centro de visitantes.

Herencia

Sinagoga del Tránsito, Toledo. © Creative Commons / Selbymay.

El legado judío (sefardí) sigue siendo hoy solo una herencia lejana y exótica para muchos españoles e incluso para no pocos iberoamericanos, porque hasta la recién descubierta América (12 de octubre de 1492) emigraron judíos que no aceptaron convertirse al cristianismo. El que más o el que menos tiene también algún lejano ancestro judío.

El número de judíos observantes en España en 2022 es, según las comunidades organizadas, de unas 40.000 - 45.000 personas; aunque es imposible cuantificar de forma fiable cuántos individuos se definen como judíos en este país en función de su origen o confesión.

Caminar por las sinuosas calles de Toledo es como dar involuntariamente un salto al pasado. La calle más concurrida de la judería es la de Samuel ha-Leví, por la que se llega al Museo Sefardí y al Museo del Greco (el célebre pintor cretense vivió muy a gusto en la judería). La comunidad judía de Toledo llegó a ser la más populosa y rica del Reino de Castilla en los siglos XII y XIII.

Puerta

Al barrio se accede por una puerta; una de las muchas entradas es la Puerta de Assulca, próxima a la cual funciona un mercadillo de aceite, mantequilla, garbanzos, lentejas y todo lo necesario para la vida diaria. Después se adentra en las calles, adarves y plazas del barrio. La vía principal es la calle del Mármol y conecta el barrio judío con el resto de la ciudad.

Hay un mercado, lugares para rezar, baños públicos, hornos de pan, palacios y una muralla. Cerca del río Tajo se encuentra el barrio del Degolladero, llamado así porque en él se realizaba el sacrificio ritual (shechitah) del ganado.

Sabbath

En el barrio de Hamazelt residían las familias judías más ricas y en la calle hoy conocida como San Juan de Dios vivió el judío más famoso de Toledo: Samuel ha-Leví, quien fue tesorero de Pedro I y mandó construir la Sinagoga del Tránsito. Como en todas las casas judías, en su jamba hay una mezuzá con pasajes del Deuteronomio. En la tradición judía, se cree que la mezuzá protege la casa.

En aquellas épocas, cada viernes antes de la puesta de sol, un rabino hacía sonar tres veces el shofar (cuerno de cabra), anunciando la llegada del Sabbath, fiesta semanal en la que los judíos descansaban mientras el resto de la ciudad continuaba con su bullicio habitual.

Cerca de cada sinagoga hay un baño subterráneo llamado mikvah. El mikvah era utilizado también para purificar los utensilios de cocina adquiridos a los no judíos, que no eran considerados kosher cuando se los compraba y debían sumergirse en sus aguas antes de usarlos.

Judíos y cristianos

La historia (verificada con testimonios fehacientes) de los judíos en España se remonta a hace más de 2000 años, en tiempos del Imperio Romano. Santiago el Mayor (Jacobo, hijo de Zebedeo), según la tradición uno de los apóstoles más destacados de aquel mítico predicador ortodoxo judío que fue Jesús de Nazaret, es el patrono de España y sus restos -siempre según la leyenda- descansarían bajo la catedral de Santiago de Compostela.

Jesús y el cristianismo han sido tema de debate entre los rabinos desde la Edad Media; también en sus centros principales de Córdoba y de Toledo, entre otras ciudades europeas. Muchos turistas ni siquiera saben que los pequeños y bonitos patios del casco antiguo de Córdoba formaban parte de la judería de esa ciudad.

En el emirato y califato de Córdoba se fundaron universidades de élite similares a las escuelas de traducción, en las que los conocimientos de Oriente y Occidente eran transcritos por miembros de las llamadas "Tres Culturas" y así puestos a disposición general. La filosofía griega, mal vista en la Edad Media cristiana, llega así a Italia como fuente del Renacimiento.

Eruditos

Eruditos religiosos, filósofos, viajeros, científicos naturales y poetas sefardíes contribuyeron al canon del saber, algunos incluso ayudan a definir las normas de fe judías, y siguen siendo muy respetados en el judaísmo y presentes en los planes de estudios de escuelas y universidades de Israel, pero también en los de los países más ilustrados del Islam. Eruditos y administradores judíos negociaron en nombre de los califas con los imperios cristianos europeos, entre otros.

En el ámbito sefardí, Yehuda ha-Levi (Séfer HaKuzari 4:22) y Maimónides (Mishneh Torá, Ley de los Reyes 11:4) opinaban que los cristianos tenían una visión equivocada de los atributos de Dios, pero que desempeñaban un papel en el desarrollo del plan Divino. Esto también otorgaba al rabino y predicador Jesús, muy apegado a la Ley Judía (halajá), una función específica en la redención del mundo.

En la zona ashkenazí (Alemania y centro de Europa), los tosafistas dictaminaron que, aunque los cristianos añadían algo al monoteísmo de procedencia judía con la Trinidad (schituf en hebreo), esto era permisible solo para ellos (Comm bSanh 63b), por lo que se les aceptaba explícitamente como monoteístas, no como idólatras.

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