1391, el año que ardieron las juderías en España

Tal vez la fecha más significativa de la historia de España sea 1492. En ese año hubo varios hitos que supusieron un punto de inflexión en la vida social, política y económica de España. También en lo religioso. Los Reyes Católicos velaron por la uniformidad en el credo y para ello se sirvieron de efectivas herramientas de control social. Pero 99 años antes de este episodio, se produjeron quizá las conversiones más masivas de la historia de nuestro país. Es un periodo poco estudiado, tal vez por la escasez de documentos, pero muchas fueron las aljamas que desaparecieron en estos episodios iniciados en Sevilla en junio de 1391. El arcediano de Écija, Ferrán Martínez, dio los primeros sermones antijudíos y a raíz de aquel primer conato de levantamiento, ciudades de todos los reinos de España -Castilla, Aragón y Navarra- alzaron su furia contra los judíos (Sevilla, Córboba, Ciudad Real, Barcelona, Valencia,...). Las casas fueron quemadas, sus habitantes perseguidos y obligados, en no pocos casos, a la conversión. El resto lo hicieron las proclamas de Vicente Ferrer en las primeras décadas del siglo XV. Por lo tanto, aquel brote de odio allanó el terreno para lo que 99 años después sería la expulsión definitiva de los que tuvieron que optar entre su tierra y su fe.
En la meseta sur se desataron las revueltas más graves, que diezmaron duramente estas aljamas (Jaén, Úbeda, Baeza, Montoro,...). Miles de sus miembros se convirtieron al cristianismo y huyeron de las ciudades al mundo rural, en el que no se libraron de los tentáculos de la Inquisición. Muchos fueron los sambenitos colgados en las paredes de las iglesias, y no pocos nombres de familias conversas estaban tapados por una lona -casi a la vista de todos- en los templos católicos. De ahí la expresión "tirar de la manta", como amenaza a aquellas familias que temían ser descubiertas como herederos de los viejos conversos y que podían sufrir el escarnio público o el rechazo social si alguien decidía revelar su verdadera identidad. Tiempos oscuros en los que se forjó una nación entre odios y recelos, bajo la sombra implacable del inquisidor.
En el siglo XIV se gestó la trágica quema de aljamas de 1391. La crisis económica y demográfica había hecho mella en España. Medio siglo antes, la peste negra hacía estragos en toda Europa. Los judíos eran acusados de extender este mal e incluso de envenenar pozos y practicar el asesinato ritual de cristianos. La crisis derivada de esta pandemia dio lugar a una dura pugna por la supervivencia. Los judíos, en este contexto de penuria generalizado, eran percibidos como prestamistas y aliados de la monarquía autoritaria. La realidad es que la mayoría vivía y trabajaba pacíficamente en sus negocios y talleres. No obstante, el recelo contra el monarca era focalizado también contra los judíos, como colaboradores necesarios de un sistema político que, en lo social, habría de tener serias consecuencias para la población hebrea.
Texto: Juan A. Flores.

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